Si buscáis una lectura y no os decidís, aquí tenéis un nuevo fragmento para animaros con esta romántica historia. Espero que os guste :-)
[...]
Las recibieron los padres de Adrián. Estaban
tomando café en el hotel, y cuando vieron llegar a Luna, se levantaron
enseguida para encontrarse con ellas. Todos los nervios que pudiera tener Luna
por hacer las presentaciones, se disiparon en ese instante. Manuel era un
hombre extraordinario, y Lorena una mujer maravillosa, y no sabía por qué razón
había estado tan ansiosa, claro que su abuela era su única familia y Adrián el
primer novio formal con el que veía un futuro real, de modo que no quería que
nada pudiera ir mal entre los más cercanos a los dos. Eso sí que podía llegar a
ser un desastre si ocurriera.
Por suerte, todo iba estupendamente.
Adrián apareció a los pocos minutos. Había estado
ultimando los detalles de la cena para poder ir a casa a arreglarse y después
de hablar con ellos un rato, se marchó para así volver lo antes posible.
Manuel le entregó la llave de la habitación para
Aurora, y Luna la llevó para dejar sus cosas y que pudiera relajarse un rato
antes de la cena. Le pidió encarecidamente que no picara nada, pero ya la
conocía, al poco rato se encontró con una bolsa de frutos secos sobre una de
las mesas. Lo único que hizo fue lanzarle una risita irónica. A veces cambiaban
los papeles y era Luna la que se convertía en su madre.
En cierto modo eso la divertía.
—¿Qué te parece la habitación, abuela?
Luna vio que la miraba con una cara extraña.
—Cariño, es un hotel de cinco estrellas, así que no
deberías preguntarme algo así.
Las dos se rieron.
—Esto es precioso, y tu novio tiene suerte de trabajar
aquí —añadió complacida.
—Sí, la tiene.
No pudo evitar pensar que ojalá el hotel estuviera
en el centro de Granada y no tan lejos de ella. De esa manera podrían verse más
a menudo, lo que, teniendo en cuenta los trabajos de ambos, serían unas pocas
horas al día, pero era bastante más que ahora.
Se riñó a sí misma por pensar así. Tenía una
excelente razón para seguir como estaban; y esa razón estaba sentada justo
enfrente, su abuela. Él no podía dejar su trabajo ni ella el suyo, así que su
relación tendría que seguir así un tiempo más. Tal vez podría convencer a su
abuela de vivir en Almuñécar; podría intentar buscar trabajo junto con Tania y
de esa manera tener cerca a sus todos sus seres queridos.
Un golpe en la puerta, interrumpió de forma brusca
sus enrevesados pensamientos.
—Aurora, soy Belinda —saludó la madre de Tania
desde fuera.
Luna abrió la puerta y se saludaron con efusividad.
—Pero qué pedazo de hotel —dijo cuando esta la
invitó a pasar—. Esto es impresionante, Luna. Eres una joven con suerte.
—¿Suerte? —inquirió confusa.
Belinda dio dos besos a su abuela y se volvió hacia
ella con la mirada brillante por la emoción apenas contenida.
—Claro mujer, si algún día te casas con Adrián,
todo esto será también tuyo. Imagina trabajar cada día aquí… Es que es precioso
—divagó sin perder detalle de la elegante y luminosa decoración de la
habitación.
Sin duda el hotel era una obra de arte en sí.
Imponente. Casi demasiado para ella en ocasiones, pero nunca había pensado que
aquello pudiera pertenecerle de algún modo. Porque no era así.
Y si bien sabía que la intención de Belinda no era
la de llamarla “mantenida”, cuando reflexionó sobre ello, casi le dieron
arcadas. Ella no buscaba esa clase de vida, sino más bien al contrario. Desde
que ocurrió todo aquello con Hugo, se dio cuenta de que lo mejor que podía
hacer por sí misma, era saber depender solo de su valía y de su trabajo. Debía
poder ser independiente.
—Esto es su legado, es de Adrián y de su familia,
de nadie más.
—Desde luego, pero piensa que si en el futuro sois
una familia, esto se convertirá en la herencia de tus hijos. Será parte de
vuestro legado común —añadió con entusiasmo.
No había pensado en aquello como parte de su responsabilidad,
ni como algo que algún día le pertenecería. Sin embargo, estaba claro que sus
palabras encerraban algo de verdad.
De momento no quería pensar en ello porque otra
idea, una mucho más oscura, cruzó por su mente y su humor cambió por completo.
Puede que existiera una persona que sí hubiera
reparado en ese detalle, que deseara una vida de glamour y lujos, junto con el
que ahora era su hombre. Yolanda.
¿Sería ese su objetivo?
No quería juzgar a nadie, y menos sin conocerla en
realidad, pero le daba mala espina todo lo relacionado con ella. La amabilidad
y la madurez no parecían ser valores en su persona.
—Bueno, es un poco pronto para eso. Con el tiempo
se verá.
Belinda la observó con una sonrisita. Ahora que su
hija se casaba, se la veía con ganas de hacer de celestina con ella también.
Solo esperaba que durante la cena no mencionara el asunto. No quería que Adrián
se viera presionado. Bastante tenía ya de eso con sus padres.
[...]
Espero que os haya gustado. Aquí os dejo el book tráiler.
Y por si os quedasteis con ganas de más... ya está disponible un relato cortito con una escena final e inédita en "Cuando el amor es de verdad".
¡Felices lecturas!
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