Buenos días!
Si tenéis ganas de leer... espero que os guste este nuevo fragmento:
[...]
Llamaron a la
puerta y se escuchó la voz de Paloma.
—¿Cómo va todo
por ahí dentro? —inquirió con una pizca de inquietud e impaciencia que no pudo
ocultar del todo.
Ashley puso los
ojos en blanco y las tres se miraron de soslayo.
—Estoy lista.
Salgo en un minuto —dijo en voz alta—. Y veremos cómo acaba todo esto —musitó
en voz baja.
Sus amigas
soltaron risitas ahogadas y revolotearon a su alrededor cuando se puso de pie.
—Estás genial.
Pareces una auténtica profesional, seria pero juvenil al mismo tiempo —aseguró
Erika con orgullo fraternal.
Jenna asentía
con una mirada resplandeciente.
—Perfecta
—declaró dando saltitos de alegría.
Abrazó a sus amigas
con cariño y con cuidado de no arruinar su obra de arte, y se sintió con
fuerzas para enfrentarse a lo que fuera. Ellas eran diferentes entre sí, aunque
igual de alocadas y divertidas. Siempre conseguían animarla. Mientras Erika era
puro fuego en cada aspecto de su vida, se comportaba como una auténtica come-hombres
con el sexo opuesto; Jenna por el contrario tiraba a ser casi una romántica.
Casi. Igual que podía encariñarse con rapidez, olvidaba con la misma facilidad.
Tal vez por esa razón se entendían las tres tan bien; se conocían desde hacía
ya muchos años, y no había secretos entre ellas, sino una amistad sincera y sin
reservas. Eran inseparables.
—¿Vamos? —inquirió
Ashley.
—Pues claro,
nena. Juntas podemos con ella —bromeó Erika entre risas.
Se encontraron
con Paloma y esta tuvo que hacer un gran esfuerzo para ocultar su frustración
cuando vio a Ashley saliendo del vestuario.
—Bien,
empecemos ya —animó con los dientes apretados.
No parecía muy
contenta, pero Ashley apreció la cortesía de que hablara en inglés para que
Erika y Jenna participaran de algún modo en la conversación. Un punto a su
favor.
Donovan
apareció con un traje muy elegante de color azul marino y raya diplomática,
zapatos negros y corbata de seda de un tono gris marengo que contrastaba muy
bien con la camisa blanca que llevaba bajo la chaqueta. Estaba guapísimo. Todas
le admiraron en silencio y él disimuló como pudo el regocijo que sentía en su
interior.
—Grabaremos tu
parte enseguida —anunció Paloma dirigiéndose a él— porque no queremos que
eclipses a Ashley —bromeó con una sonrisa encantadora y coqueta—. Haremos unas
fotos por separado y otras con los dos juntos, y así probaremos la iluminación
y el mejor escenario posible para que aparezca de fondo en la cabecera
principal. Probablemente luego los técnicos montarán algunos efectos visuales
para que sea llamativa y comercial, pero por eso no os preocupéis. Iremos
tomando archivos de las grabaciones diarias y será al final cuando los
realizadores y editores lo examinen todo y lo puedan acabar.
—¿Podremos
verlo antes de que el programa se emita? Quiero asegurarme de que van a sacar
mi mejor perfil —bromeó Donovan con su mejor sonrisa seductora.
—Claro que sí,
aunque tú no tengas sesión de “detrás de las cámaras”, podrás participar desde
fuera en un segundo plano, ya que se hará en una habitación abierta que ya casi
está preparada. Algunas veces usaremos también una sección que han habilitado
en la parte principal de la casa, para variar un poco.
—¿Será una
especie de confesionario? —preguntó Erika.
—Algo así.
Cuando se emiten los realities,
quedan intercaladas las imágenes en directo, y estas otras grabaciones
posteriores. El espectador está al tanto de todo lo que ocurre, de todo lo que
piensan los integrantes de una forma dinámica —explicó Paloma.
Su ayudante
apareció para informarles de que el equipo estaba listo, y al fin llegó el
momento de empezar.
Hicieron las
primeras grabaciones en el exterior, con la casa tras ellos. Ashley tuvo que
hacer algunas poses sola, y luego fue el turno de Donovan.
Ashley se
preocupó de no aparecer tan natural tras las cámaras como él, ya que estaba
acostumbrado a todo ese tinglado; sin embargo, debía hacer lo que le pedían, y
se desenvolvió lo mejor que supo.
Cuando empezó a
hacer viento, continuaron la sesión en el interior. La cocina principal se
convirtió en el escenario para el resto de la mañana. Ashley estaba contenta
por haberse salido con la suya con respecto a la ropa. Se había puesto otros
dos conjuntos similares, y uno de ellos, con un delantal en tonos rojos y con
una coqueta blusa que dejaba entrever el inicio de sus pechos.
Fue idea de
Jenna, que al igual que ella, se había enamorado del color violeta como
contraste, y de la forma en la que se entallaba a su delgado torso.
Al finalizar,
Paloma se acercó a ella para evitar que las personas que había allí observando
todo el proceso escucharan su conversación. Acabaron en la sala de maquillaje y
vestuario. Donovan no dudó en acercarse a ellas cuando vio que ninguna parecía
muy contenta con la otra.
—¿De qué
habláis, chicas?
Ashley puso los
brazos en jarras y suspiró con cansancio.
—No pienso
ponerme esas chaquetas holgadas, ni un gorro enorme de cocinero. Me vería
ridícula —explotó de pura frustración.
—Te verías muy
profesional. Ahora solo pareces una amante de la moda que está posando. No
pareces una maestra repostera —replicó Paloma sin dejar hablar a Donovan.
Este miraba a
una y otra con evidente impotencia.
—A todo el
mundo le gustó como hice las grabaciones —apuntó ella—. Y no tengo que parecer
nada, porque soy repostera —recalcó con furia—, y mi imagen no va a cambiar eso
—se defendió.
—No quiero que
los espectadores solo se fijen en que eres joven y guapa. Ese no es el objetivo
del programa —repitió por segunda vez.
Ashley empezaba a cansarse de ese estúpido lema tan
suyo. No podía creer que pensara eso de verdad. Paloma se enfrentaba a ella
porque no coincidían en el tema del vestuario, pero ahora se estaba pasando,
según su opinión.
[...]
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¡Felices lecturas!
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