Como ya ha terminado la promoción gratuita de "Nunca olvides", he pensado dejaros un extracto de uno de los capítulos que más me gustan de la novela.
Me divertí muchísimo escribiendo esta escena... y aunque lo mejor viene luego... he pensado daros un avance de la parte que dará comienzo a algo inesperado en la vida de Sara, la protagonista.
Capítulo 6
—Entonces, ¿qué opinas? —insistió Sara.
—No se… —dijo Alex con cara de póquer— mis colegas ya están planeando lo que vamos a hacer ese día, no puedo decirles que no.
—Ya, pero es que he pensado que sería buena idea hacer la despedida todos juntos, ya sabes en parejas —explicó Sara, sabía que intentar convencerle sería difícil y después de contarle su plan no parecía nada interesado—. Vamos, será muy divertido.
—Tenemos que seguir la tradición, ¿no crees? Como se ha hecho siempre —dijo Alex convencido de que era así como tenía que hacerse—. Esa fiesta es para celebrar la soltería antes del matrimonio.
—¿No llevas suficientes años celebrando tu soltería? —inquirió Sara exasperada.
—¿Qué? —preguntó Alex desconcertado.
—Además ya nos hemos saltado las tradiciones antes, se supone que la novia tiene que llegar virgen al matrimonio —expuso Sara sonriendo con coquetería en un intento desesperado por salirse con la suya—. Lo importante es pasarlo bien y tener buenos recuerdos de ese día.
Sara estaba cansada de la idea de las despedidas de soltero de siempre. Era cierto que una tradición así no podía suprimirse sin más y a ella también le hacía ilusión, pero la sola idea de dejar que Alex estuviera con sus amigos cavernícolas y un montón de bailarinas en ropa interior le daban ganas de gritar de frustración y romper algo. No podía evitarlo.
Había pasado semanas sacando todo el tiempo libre que podía para quedar con Paula y organizar la despedida conjunta más espectacular del mundo, pero parecía que una vez más tendría que cambiar sus planes porque no había forma de ponerse de acuerdo con Alex o convencerlo para que colaborara.
Estaba impaciente porque todo el lío de la boda acabara y así poder respirar tranquila. Había tenido mala suerte con los menús, las invitaciones y el traje de novio de Alex. Como él no había podido, según sus propias palabras: “sacar tiempo para eso”, Sara había tenido que a hacerse cargo de todo personalmente y como siempre con tan mala suerte, que cuando consultaba con Alex la decisión que había tomado, a él no parecía convencerle en absoluto. El tema de la despedida estaba acabando de colmar el límite de su paciencia y por la mirada que tenía Alex, sabía que de nuevo no conseguiría su propósito.
—Si tan importante es que no falten bailarinas en ropa interior —pensó Sara resignada—, siempre podemos arreglarlo.
—Sabes que no es lo mismo —respondió.
—Está bien, como quieras —dijo finalmente Sara, no quería discutir más.
—Seguro que os divertiréis además, tus amigas te organizarán algo bueno.
—Claro —dijo irónicamente. Era ella misma la que estaba planeando la gran despedida.
No quería que viera la impotencia que amenazaba con hacerla llorar. Así no era como quería conseguir su propósito, por una vez le gustaría que Alex cediera en algo que fuese importante para ella. Últimamente parecía que no estaba conforme con nada y eso la estaba frustrando más que cualquier otra cosa. Como pudo forzó una sonrisa y le preguntó si quería cenar. Bajó a la cocina dispuesta a encerrarse durante un buen rato allí y concentrar su atención en algo que supiera manejar correctamente.
—Entonces, ¿qué opinas? —insistió Sara.
—No se… —dijo Alex con cara de póquer— mis colegas ya están planeando lo que vamos a hacer ese día, no puedo decirles que no.
—Ya, pero es que he pensado que sería buena idea hacer la despedida todos juntos, ya sabes en parejas —explicó Sara, sabía que intentar convencerle sería difícil y después de contarle su plan no parecía nada interesado—. Vamos, será muy divertido.
—Tenemos que seguir la tradición, ¿no crees? Como se ha hecho siempre —dijo Alex convencido de que era así como tenía que hacerse—. Esa fiesta es para celebrar la soltería antes del matrimonio.
—¿No llevas suficientes años celebrando tu soltería? —inquirió Sara exasperada.
—¿Qué? —preguntó Alex desconcertado.
—Además ya nos hemos saltado las tradiciones antes, se supone que la novia tiene que llegar virgen al matrimonio —expuso Sara sonriendo con coquetería en un intento desesperado por salirse con la suya—. Lo importante es pasarlo bien y tener buenos recuerdos de ese día.
Sara estaba cansada de la idea de las despedidas de soltero de siempre. Era cierto que una tradición así no podía suprimirse sin más y a ella también le hacía ilusión, pero la sola idea de dejar que Alex estuviera con sus amigos cavernícolas y un montón de bailarinas en ropa interior le daban ganas de gritar de frustración y romper algo. No podía evitarlo.
Había pasado semanas sacando todo el tiempo libre que podía para quedar con Paula y organizar la despedida conjunta más espectacular del mundo, pero parecía que una vez más tendría que cambiar sus planes porque no había forma de ponerse de acuerdo con Alex o convencerlo para que colaborara.
Estaba impaciente porque todo el lío de la boda acabara y así poder respirar tranquila. Había tenido mala suerte con los menús, las invitaciones y el traje de novio de Alex. Como él no había podido, según sus propias palabras: “sacar tiempo para eso”, Sara había tenido que a hacerse cargo de todo personalmente y como siempre con tan mala suerte, que cuando consultaba con Alex la decisión que había tomado, a él no parecía convencerle en absoluto. El tema de la despedida estaba acabando de colmar el límite de su paciencia y por la mirada que tenía Alex, sabía que de nuevo no conseguiría su propósito.
—Si tan importante es que no falten bailarinas en ropa interior —pensó Sara resignada—, siempre podemos arreglarlo.
—Sabes que no es lo mismo —respondió.
—Está bien, como quieras —dijo finalmente Sara, no quería discutir más.
—Seguro que os divertiréis además, tus amigas te organizarán algo bueno.
—Claro —dijo irónicamente. Era ella misma la que estaba planeando la gran despedida.
No quería que viera la impotencia que amenazaba con hacerla llorar. Así no era como quería conseguir su propósito, por una vez le gustaría que Alex cediera en algo que fuese importante para ella. Últimamente parecía que no estaba conforme con nada y eso la estaba frustrando más que cualquier otra cosa. Como pudo forzó una sonrisa y le preguntó si quería cenar. Bajó a la cocina dispuesta a encerrarse durante un buen rato allí y concentrar su atención en algo que supiera manejar correctamente.
Para saber más, ya sabéis, os podéis hacer con ella en:
Espero que os guste! Saludos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario